jueves, 8 de julio de 2021

César Vallejo. Poemas humanos

LA RUEDA DEL HAMBRIENTO

 

Por entre mis propios dientes salgo humeando,

dando voces, pujando,

bajándome los pantalones...

Váca mi estómago, váca mi yeyuno,

la miseria me saca por entre mis propios dientes,

cogido con un palito por el puño de la camisa.

 

Una piedra en que sentarme

¿no habrá ahora para mí?

Aun aquella piedra en que tropieza la mujer que ha dado a luz,

la madre del cordero, la causa, la raíz,

¿ésa no habrá ahora para mí?

¡Siquiera aquella otra,

que ha pasado agachándose por mi alma!

Siquiera

la calcárida o la mala (humilde océano)

o la que ya no sirve ni para ser tirada contra el hombre,

¡ésa dádmela ahora para mí!

 

Siquiera la que hallaren atravesada y sola en un insulto,

¡ésa dádmela ahora para mí!

Siquiera la torcida y coronada, en que resuena

solamente una vez el andar de las rectas conciencias,

o, al menos, esa otra, que arrojada en digna curva,

va a caer por sí misma,

en profesión de entraña verdadera,

¡ésa dádmela ahora para mí!

 

Un pedazo de pan, tampoco habrá ahora para mí?

Ya no más he de ser lo que siempre he de ser,

pero dadme

una piedra en que sentarme,

pero dadme,

por favor, un pedazo de pan en que sentarme,

pero dadme,

en español

algo, en fin, de beber, de comer, de vivir, de reposarse,

y después me iré...

Hallo una extraña forma, está muy rota

y sucia mi camisa

y ya no tengo nada, esto es horrendo.

 

 

jueves, 1 de julio de 2021

Nicolás Guillén. Cantos para soldados y sones para turistas

 
 
 
No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa,
yo,
tú.
 
Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?
 
Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.
 
Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.
 
Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú...
¡No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!