viernes, 22 de julio de 2022

Carlos María Gutiérrez. Diario del cuartel

PRIMER DISCURSO DE ADÁN

 

Para Ducho

  

El jadeo de alguien que trabajaba por fin se ha detenido

convalezco de espaldas en el barro

pero hay que hallar la forma de saber quiénes cómo

encontrar ese rastro que dejamos una vez no sé cuándo

el que lleva hacia el fuego de los hornos

todavía nos guardan hostiles la sombra y el silencio

tú sangras y estás húmeda

a mí me hicieron débil e ignorante

siempre es de noche

alguien espera cerca

demorando la invención del amor porque nos odia

 

no lo juzgues

es torpe

sin pareja

le duele la cabeza y siente envidia

sólo sabe ser cruel

no le explicaron nunca para quién trabajaba o para qué

tiene un oficio sucio andar con barro construir desdichados

y aunque se sienta un dios es un simple emisario

somos su tentación y tendrá que mirar

recibió órdenes

 

créeme naceremos

ten confianza

ya nos han condenado

el aliento que entró por tu nariz era el espanto

y quien se aproximó a soplar era la Muerte

 

entiende esto

jugaremos el juego de un idiota

y hay dos reglas

la primera creer que estamos vivos

la segunda él siempre gana

luego empieza otra vez y así por siempre

no sé bien los detalles desde luego pero no es juego limpio

el idiota hace trampa y se equivoca

su diversión su error consiste en esa idea

de que todo es dolor y no termina

 

aprenderé de prisa lo prometo

no te avergüences tenemos poco tiempo

todo está por hacer y ésa es nuestra tarea

simular que jugamos

crearlo todo

 

no puedes verme porque aún no nos mira

yo he desobedecido

con los ojos abiertos estoy reconociéndote porque te conocía

si te describo puedo revelarte el principio del mundo

empiezo a amarte

es mi primera arma

 

te sé desnuda y tienes mi estatura

tus cabellos son negros

las lágrimas resbalan de tus párpados cerrados y sombríos

ahora me has oído y te cubres los senos con las manos

pero hilos de leche brotan entre tus dedos

tu boca puede hablar y me sonríe

tienes los pies pequeños

te recorren el cuerpo extraños signos dibujados con barro

y con mi sangre

que leeré cuando estemos al resplandor del fuego

son todas las instrucciones necesarias

 

aquí es de noche ahora aunque siempre es de noche

tú no puedes saberlo todavía

pero estamos de pie vamos hacia los hornos

siento a veces tu mano en las tinieblas

rozándome sin miedo

con amor

quiero decir ya caminamos juntos ya nacimos