)1(
Así,
como la costra de la almendra
que
encierra el fruto en su corteza firme,
viven
los solos,
separados
de su historia,
de su
tiempo, de sus aguas.
)2(
Cerca de
la avenida repleta de silencios
viven
todas las familias de los solos.
Unas son
ciegas. Otras han perdido
el
olfato y amaestran un perro
que les
sirve de lazarillo.
Las más
perdieron la memoria
y están
sentadas a la derecha
de su
soledad.
Muchas
machacaron sus oídos
para no
escuchar el motor
de sus
recuerdos.
Pocas no
disponen
del
sentido del gusto,
pero
tienen hambre,
y apenas
todas tienen miedo
de
enfrentarse a su miedo.
)3(
Los
solos comen la tristeza
y
ahuyentan a la gente
con el
olor de su potaje.
Están
siempre esperando
que los
acompañe
esa
mísera persona
que los
habita,
mientras
el tren pasa.
)4(
Los
solos: esas velas que se apagan
y dejan
el vacío del humo
en la
atmósfera repleta.
)5(
Los
solos se miran las pupilas
desde
adentro, donde hay un laberinto
que
termina en sí mismos.
)6(
Aquí estamos los más solos que nunca. Los que
ni Dios pudo sacarnos la costilla. No pudimos oxigenarnos en el
paraíso. Fuimos arrancados por algún misántropo
divino.
Ahora hemos alquilado unas compañías que
llegan a la hora del té. Ellas crecen como una
madreselva en las paredes de nuestra piel
cicatrizada.
Estamos lactando de la mama única, la que se
fue hace siglos, dejándonos sólo el pozo del corazón. Alejándose, como un
cucurucho arrepentido, de la
cruz del Medioevo.
Las compañías no cruzan por nuestras silentes penas. Solo se
ocultan tras el armario vacío que tenemos en mitad de nuestro desierto.
)7(
Es solo
el que se anuda la corbata
y vierte
en el espejo su reflejo.
Se va
mirando azul en un perplejo
golpe
que da la luz y lo desata.
Solo es
el que se esconde en su garganta
y busca
otro sonido que lo acoja.
En su
coraza vibra como hoja
que
vuela hasta otro otoño que lo arranca.
Aquí
estoy yo de solo, solamente,
incrementando
el surco a la corriente
que
escapa de su ostra mala traza.
Y aquí
me quedo solo como el Cristo
que quiso
ser humano y quedó listo
para
llenar la alforja de su caza.
)8(
Allí
viven dos solos
que han
decidido desunirse del sistema.
Quieren
poblar sus soledades divididas,
cortadas
por el hacha astuta
de Dios —principal solitario
que
nació de nuestra semejanza—.
)9(
Recomendamos
tomar su equipaje de mano.
No
regresar a ver al que está al lado
porque
no existe.
Aquello
que usted ve
es el
reflejo de un holograma azul
que
convive con su realidad virtual.
Usted
está en el sombrero del mago
que
luego desaparece.
Cualquier
conejo aparecido
es un
simple gesto de cortesía.
Si está
pensando aparecer en grande
no
espere. Que los solos
tienen
siempre una medida estándar.
)10(
Se
prohíbe el sonido del viento en compañía.
Se
prohíben dos solos sin pensar en un tercero.
Se
prohíben los besos abultados.
Los pájaros de un tiro.
Los ángeles volando.
Se
prohíbe vivir sin tener sombra que lo siga.
Sin estar callado. Con mordaza.
Se
prohíbe domesticar a los silencios,
darle de comer a la patria de un idioma
querido.
Se prohíben
las reuniones de más de uno,
abrazos gratis,
sonrisas en oferta y
besos sin impuestos.
Se
recuerda al pueblo: a los hombres y mujeres
que
solos lo habitan,
que no
hagan de su vida una visita.
Dejad
todos a un lado las ausencias
y entrad
al reino sin maletas.
)11(
El solo
está libre de impuestos,
no paga
el iva de la ausencia.
No debe
registrarse en las aduanas.
El solo
está exonerado de los otros.
Tiene un
banco donde
no hay
más plazo fijo que la muerte.
El solo
está exento de figurar en catálogos
donde
otros solos lo escojan.
No irá a
la misa de los otros.
Deberá
buscar a un Dios independiente.
Crear
una iglesia con sus mitos,
vivir un
rito solo con sus santos.
Persignarse
mirándose en su espejo.
Igualar
el reloj a sus horas
desfijándose
la exactitud de Greenwich.
El solo
no está libre de ser libre.
)12(
El que
no esté solo
que
lance la primera piedra
contra
él mismo,
contra
el espejo de su bruma,
contra
su deuda auto impuesta.
Que se
levante y camine,
que
busque un espacio en la muchedumbre,
que baje
las escaleras,
que
llegue en el montón hasta los trenes,
que
busque su boleto,
que haga
el amor con una máquina.
Que no
mire más que carteles
de otros
solos que cantan,
que
actúan, que pintan.
)13(
No hay
que buscar a aquel que nos cobije.
Es solo
la manta lo que importa.
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