Estos días, iguales a otros días de otros años,
con gentes iguales a otras gentes,
con las mismas horas y los mismos muertos,
con los mismos deseos,
con inquietud igual a la de antes;
estos días, Tarumba, te abren los ojos,
el viento largo y fino te levanta.
No pasa nada, ni estás solo.
Pasas tú con el frío desvelado
y pasas otra vez. No sabes dónde,
a dónde, para qué.
Oyes recetas de cocina,
voceadores, maullidos.
¡Fiestas de la barriga, navidad, año nuevo,
qué alegres estamos,
qué buenos somos!
Tú, Tarumba, te pones tus alas de ángel
y yo toco el violín.
Y el viejo mundo aplaude con las uñas
y derrama una lágrima, y sonríe.
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