Lázaro
murió una vez,
Pero
nada se supo de su segunda muerte.
En
la última de sus resurrecciones
Es
casi de rigor
Que
vuelva a aparecer ante los ojos
De
Marta y de María.
¿Por
qué Lázaro y Jesús
Se
aparecieron antes que a nadie
A
las mujeres?
Porque
de tal manera
Las
noticias corren más de prisa,
Aun
si se trata de las ardientes
Tierras
de Judea.
Cuando
Cristo pronunció su Talita Cumi,
Su
levántate y anda,
El
pobre Lázaro, buen vecino de Betania,
Llevaba
cuatro días de irredento.
Pero,
¿cómo murió Lázaro por segunda vez?
¿De
qué nueva enfermedad?
¿Por
qué no narró su primera estancia
En
el silencio?
¿Nadie
le preguntó si traía
Razones
de lo eterno?
La
Biblia nos deja
En
las nieblas del misterio.
Frente
al espejo me asalta
La
soslayada parábola de Cristo:
¿No
muero y nazco cada día,
Cada
vez que mi cuerpo entra
O
sale de los sueños?
Y
para que se enteren de mi resurrección,
Cada
mañana busco
Los ojos de Marta o de María.
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