Las personas mayores
¿a qué hora
volverán?
Da las seis el ciego Santiago,
y ya está muy oscuro.
Madre dijo que no demoraría.
Aguedita, Nativa, Miguel,
cuidado con ir por ahí, por
donde
acaban de pasar gangueando sus
memorias
dobladoras penas,
hacia el silencioso corral, y
por donde
las gallinas que se están
acostando todavía,
se han espantado tanto.
Mejor estemos aquí no más.
Madre dijo que no demoraría.
Ya no tengamos pena. Vamos
viendo
los barcos ¡el mío es más
bonito de todos!
con los cuales jugamos todo el
santo día,
sin pelearnos, como debe ser:
han quedado en el pozo de
agua, listos,
fletados de dulces para
mañana.
Aguardemos así, obedientes y
sin más
remedio, la vuelta, el
desagravio
de los mayores siempre
delanteros
dejándonos en casa a los
pequeños,
como si también nosotros
no
pudiésemos partir.
Aguedita, Nativa, Miguel?
Llamo, busco al tanteo en la
oscuridad.
No me vayan a haber dejado
solo,
y el único recluso sea yo.
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